"¡Cuánto tiempo hemos pasado juntos! Mucho como para que pase desapercibido.
Podría nombrarlos a todos de uno en uno, pero no de
una manera rutinaria sino con la persona que hay detrás. Podría nombrar a aquel
que en plena clase le surgió una duda y me llamó papá; a quien lloró
amargamente porque estudiaba con la oposición frontal de sus seres queridos, que
preferían que se dedicase a trabajar; o aquella otra que, refiriéndose al
filósofo que estudiábamos no pudo evitar un trato más que familiar: “¡Ese tío
piensa!”
Tengo presente el nombre de las madres
que iniciaron los estudios junto a sus hijos para estimularlos y que
descubrieron que se les abrían nuevos e insospechados horizontes de formación y
enriquecimiento personal para ellas mismas. O aquellos padres de familia que
combinaba con esfuerzo su labor profesional o la búsqueda incansable de trabajo
con las tareas académicas.
Hoy es un día muy especial pues siento
alegría por sus logros. Empiezan ahora una nueva aventura, un nuevo viaje. Les
propongo que aprovechen el tiempo, porque este se diluye silenciosamente sin
percatarnos, y recuerden que tener un plan es necesario, aunque solo sea para
desviarse de él.
El profesor Fernando Savater dice que el
optimismo es imprescindible para ejercer la educación y que los pesimistas
pueden ser buenos domadores, pero no buenos maestros. Me disculpo ante ustedes
por si he sido más domador que maestro en algunas ocasiones. En todo caso, he
pretendido hacerlo, al igual que mis compañeros, lo mejor posible.
Saben que pueden contar conmigo. ¡Buen
viaje!"